Mis niños, vosotros sabéis cuánto os amo; y si por alguna razón no lo entendéis, entonces permitidme asegurároslo. Yo os llamo mis niños, aunque en esencia realmente no sois niños. Pero os llamo mis niños porque os considero como Almas en las cuales hago llover el amor de la madre, así que os considero mis niños. Yo he desempeñado ese papel durante muchas vidas y lo desempeño ahora. Yo soy vuestra madre. Siempre seré vuestra madre.
Y también tengo el oficio de sacerdotisa para vuestro bello planeta. La sacerdotisa del amor divino, del cuidado divino, de la femenina divina; y estoy aquí ante vosotros con mis manos extendidas.
Mi hijo os ha dicho todo lo que Él necesita decir en relación con la energía de este año y la culminación del mes. Su mensaje está completo; pero yo quise estar aquí, yo quise contaros mi amor. Y si hay un momento a lo largo del camino donde sientas que necesitas ser confortado, quiero que sepas que puedes venir a mí; puedes llamarme y estaré allí. Yo te sostendré en el abrazo de mi amor. Yo no puedo estar allí con brazos humanos, pero puedo estar allí con mi esencia. Y así, mientras oyes mi mensaje, ábreme tu corazón y permíteme bañarte con mi amor; permíteme bañarte con mi cuidado. Sabed que yo soy vuestra madre en muchísimos niveles. Yo porto la energía maternal y estoy aquí, compartiéndola con vosotros, mis niños. Y eso es todo lo que tengo que decir por el momento.
Y eso es, sabed que os amo y actúo en concordancia.
Y así es.
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